Ya salí. Pudo haber sido el que esté mojado y sucio, pero realmente estaba muy frío allí.
A ser sincero no fue lo primero que noté.
Pude sentir una opresión en el pecho que rápidamente dejé de sentir gracias a una presión que vino de algo. Casi me sentí mareado, como si algo me tirara hacia abajo; me acostumbré rápidamente.
Me rodearon de algo blanco.
Seguido sentí otra presión: la de los brazos de uno como yo, pero más grande, lo que me hizo sentir cálido y feliz. Claramente noté como caía del cuerpo algo parecido a lo que llevaba yo alrededor, antes que me pusieran esa cosa blanca que me cubría; pero eran transparentes, pequeñas y transparentes.
Me quitaron de allí; me sacaron mi trapito blanco. Me llevaron donde pudieron arrebatarme mi manto rojo con las gotas transparentes y me raparon las pelusas morochas de la cabeza.
Poco a poco empecé a sentir ardor en mis ojos, a medida que incrementaba la luz.
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